Una propuesta sencilla para la Paz de una ciudad

Han pasado 19 años desde que una de las iglesias en nuestra pequeña ciudad comenzó a organizar la “Caminata por la Paz” el primer día de cada año, e invitó a todos a unirnos. Como bahá’í, recibí la invitación. La unidad de la humanidad y la paz en la tierra es el sueño de todos los bahá’ís, así que con gran alegría asistí a la primera caminata por la paz y lo he estado haciendo desde entonces. Caminamos por el centro de la ciudad para que nos vean los autos en la carretera, que en su mayoría tocan la bocina en apoyo de la paz. Cada uno de mis compañeros caminantes por la paz que son de diferentes grupos, sostienen sus carteles caseros citando frases de sus religiones o ideologías. Hice el cartel que citaba a Bahá’u’lláh, el fundador de la Fe Bahá’í, que decía: “La tierra es un solo país, y la humanidad son sus ciudadanos”.

Después de la caminata, todos solemos ir a un pequeño y acogedor salón en el sótano de instalaciones para personas de la tercera edad. No hay un programa fijo, ya que todos sabemos por qué estamos allí. Aunque somos de diferentes religiones y muchos de los asistentes no son religiosos somos conscientes de que la paz es esencial para todos nosotros y esa es la razón por la que aquí se reúnen. Hay un sentimiento de unión percibido por todos. Hay canciones religiosas y no religiosas, recitan poesías y pequeñas charlas sobre la paz. Después de eso, todos estamos invitados a ir a almorzar a un templo Sikh cercano para disfrutar de la comida casera preparada por la comunidad sij -religión india fundada por Gurú Nanak-.

Hay tantos aspectos de esta caminata por la paz que me gustan, pero sobre todo siendo prácticos por su enfoque simple para crear paz y unidad, compartiendo ideas, oraciones, música y comida con personas de diferentes orígenes que me atraen de manera incalculable. Es como una pequeña familia en la que cada miembro representa a diferentes países y religiones comiendo juntos.

Este año, uno de los bahá’ís dijo una oración sobre la paz y la unidad.

“¡Oh Tú, bondadoso Señor! Tú has creado a toda la humanidad de un mismo origen. Tú has decretado que todos pertenezcan a un mismo hogar. En tu sagrada presencia todos ellos son tus siervos y toda la humanidad se cobija bajo tu tabernáculo; todos se han reunido en tu mesa de munificencia; todos están iluminados por la luz de tu providencia.
¡Oh Dios! Tú eres bondadoso con todos, Tú has provisto para todos, das asilo a todos, confieres vida a todos. Tú has dotado a todos y a cada uno con talento y facultades y todos están sumergidos en el océano de tu misericordia.
¡Oh Tú, bondadoso Señor! Une a todos. Haz que las religiones concuerden, haz de las naciones una sola, a fin de que puedan verse unas a otras como una sola familia y a toda la humanidad como un solo hogar. Que se asocien en perfecta armonía.
¡Oh Dios! Levanta el estandarte de unidad de la humanidad.
¡Oh Dios! Establece la Paz Más Grande.
Une Tú, oh Dios, los corazones unos con otros.
¡Oh Tú, Padre bondadoso, Dios! Regocija nuestros corazones con la fragancia de tu amor. Ilumina nuestros ojos con la luz de tu guía. Alegra nuestros oídos con la melodía de tu Palabra y ampáranos a todos en el refugio de tu providencia.
Tú eres el Poderoso y el Fuerte. Tú eres el que perdona y Tú eres el único que tolera las negligencias de la humanidad.”  –
‘Abdu’l-Bahá

Después de algunas canciones y una charla sobre la necesidad de cuidar a los refugiados que vienen a nuestro país desde diferentes lugares víctimas de la guerra, que enfrentan algunos desafíos. Después de eso, hubo una canción de un niño musulmán de 12 años que fue muy reconfortante. Luego llegó el turno de uno de los bahá’ís que era un refugiado y habló sobre el mayor obstáculo para la paz, los prejuicios con especial énfasis en los daños del prejuicio religioso. Esto fue importante ya que le dio la oportunidad a la audiencia, que en su mayoría era religiosa, de evaluar sus propios sentimientos acerca de otras religiones.

Las Enseñanzas Bahá’ís nos dicen la importancia de eliminar todo tipo de prejuicios.

“Los prejuicios de religión, de raza o de secta, destruyen el fundamento de la humanidad. Todo lo que divide al mundo -el odio, la guerra y el derramamiento de sangre- tiene su origen en uno u otro de estos prejuicios. El mundo entero debe ser considerado como un único país, todas las naciones como una sola nación, todos los seres humanos como pertenecientes a una sola raza. Las religiones, las razas y naciones son tan sólo divisiones hechas por el ser humano, y necesarias sólo a su mente; ante Dios no existen persas, ni árabes, ni franceses, ni ingleses; Dios es Dios para todos, y para Él toda la creación es una. Debemos obedecer a Dios y esforzarnos por seguirle, abandonando todos nuestros prejuicios y haciendo realidad la paz sobre la tierra.” – ‘Abdu’l-Bahá, La Sabiduría de ‘Abdu’l-Bahá, página 159.

Uno de los problemas para no alcanzar la paz hoy en día y en el pasado ha sido la falta de acciones. Han habido muchas charlas y libros sobre este tema, pero no se han hecho suficientes esfuerzos para lograrlo. La razón principal es que tal vez sea muy difícil reunir a personas de diferentes orígenes para pasar tiempo juntos y compartir ideas y alimentos entre sí. Como bahá’ís, se nos alienta a participar en cualquier proceso que garantice la paz mediante acciones y no palabras.

“En todo momento ocúpense en hacer una buena obra para alguno de sus congéneres, ofreciendo a alguien amor, consideración, atenta ayuda. No consideren a nadie como a un enemigo, o como deseoso de su mal, sino piensen que toda la humanidad es como sus amigos, contemplando al forastero como a un allegado, al extraño como a un compañero, permaneciendo libres de todo prejuicio, sin hacer distinciones.”  -‘Abdu’l-Bahá, SEAB, págs. 1-2

La paz parece un sueño inalcanzable, pero no debería ser así. Las personas en nuestra caminata por la paz lo han simplificado a pequeños pasos de salir, ser visibles y ser escuchados. No hay ninguna razón por la que no pueda hacer lo mismo y comunicarse con personas u organizaciones de ideas afines y facilitar eventos similares. De esta manera, podemos ser los catalizadores de la paz y no los espectadores al margen.

El beneficio adicional de eventos como este es que, además de los beneficios de una caminata, también puede brindarle la oportunidad de conocer a personas afines, como la comida deliciosa y gratuita. No está mal para nada trabajar por la paz.

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